9 de diciembre de 2014

"Un Rayo de Esperanza", por El Pueblo Unido



La felicidad llamó a mi puerta 
y salté por la ventana.
No busco ser feliz 
en un mundo de infelices,
busco la calma en mis palabras 
sin saber que las palabras no traen más que decepciones, 
que las mentiras siempre son escritas 
y las heridas son metáforas 
de las relaciones.

Me fumo un cigarrillo 
y me paro a pensar en lo que pasará en el más allá, 
sin saber que no hay nada de eso, 
que cuando mueres 
nada más que pierdes peso.

Escribiendo sentimientos inciertos 
para labios sin cordura: 
libérame de estas ataduras 
y ahógame en miles de penumbras, 
pero nunca me dejes aislado 
porque lo peor es el abandono humano.

Sólo sé que las modas se acaban, 
que las luces se apagan y que las sombras te tragan, 
que la vida se acaba pero los prados 
no arderán hasta mañana.

Me fumo un porro en tu ventana 
mirando hacia la nada 
y pensando en el mañana, 
y se avecina un olor a fragancia femenina: 
es mi madre que se despedía de mi vida, 
una metáfora anglosajona 
de la mujer y el hombre homicida.

Pasan los años 
y yo sigo en la cama sin saber qué hacer mañana, 
frustrado con mi interior, 
sin saber que aún está por llegar lo peor, 
que las heridas internas 
duelen más que toda la sangre derramada, 
que el racismo está en el color de la piel, 
o si no díselo a Kultama.

Se asoma un poco de luz 
por la ventana; 
es el mañana diciéndome que la soledad se acaba, 
que las heridas de guerra 
tienen recompensa 
y que la soga que me ataba quedó liberada. 
Y así, se acabó lo que se daba, 
que con un simple rayo de libertad, 
que creía apagada, 
la soledad saltó por la ventana, 
y le abrí la puerta a la felicidad, 
que ansiaba mi llegada.

Sólo sé que las modas se acaban, 
que las luces se apagan y que las sombras te tragan, 
que la vida se acaba pero los prados 
no arderán hasta mañana.
El Pueblo Unido




3 de diciembre de 2014

"Awakened Man", por The Malevolant Elk


The philosophy of the words ''God'' and ''Love'' both have a common factor , union. Human beings want to be connected to something higher, something divine. Through this connection , one can free himself temporarily from the realm of our limited 5 senses and life itself. Compassion, tolerance and love are primary things that allow us to look within ourselves to escape the world of order and hypnosis.
The Malevolant Elk


24 de noviembre de 2014

"Se me olvidó que te gustaría haber montado una revolución..."





Catorce años no son nada. El rock de M-Clan sigue intacto, el mensaje también. Lo demuestra su último disco, el directo Dos Noches en el Price, donde repasan una carrera de 20 años con evidentes altibajos, pero de la que podemos rescatar este tema del álbum Sin Enchufe (2001), "Los Periódicos de Mañana", donde, casi en plan visionario, ponían voz a lo que muchos pensamos desde, por desgracia, hace demasiado tiempo.

Como rezaba uno de sus grandes estribillos... "oigo música en todas partes..." Dame música, por favor, porque para lo que hay que oír...


19 de noviembre de 2014

"Ideas are bulletproof"


The Fifth of November

    Remember, remember! 
    The fifth of November, 
    The Gunpowder treason and plot; 

    I know of no reason 

    Why the Gunpowder treason 

    Should ever be forgot! 

    Guy Fawkes and his companions 

    Did the scheme contrive, 

    To blow the King and Parliament 

    All up alive. 

    Threescore barrels, laid below, 

    To prove old England's overthrow. 

    But, by God's providence, him they catch, 

    With a dark lantern, lighting a match! 
    A stick and a stake 
    For King James's sake! 
    If you won't give me one, 
    I'll take two, 
    The better for me, 
    And the worse for you. 
    A rope, a rope, to hang the Pope, 
    A penn'orth of cheese to choke him, 
    A pint of beer to wash it down, 
    And a jolly good fire to burn him. 
    Holloa, boys! holloa, boys! make the bells ring! 
    Holloa, boys! holloa boys! God save the King! 
    Hip, hip, hooor-r-r-ray!





El 4 de noviembre de 1605, el villano Guy Fawkes, un combatiente de profundas convicciones católicas que incluso había llegado a luchar junto al ejército español en Flandes durante la Guerra de los Ochenta Años, fue detenido en las estancias subterráneas de la Cámara de los Lores del Parlamento del Reino Unido (The Right Honourable the Lords Spiritual and Temporal of the United Kingdom of Great Britain and Northern Ireland in Parliament assembled) en posesión de treinta y seis barriles de pólvora, dispuesto a hacer saltar por los aires al rey Jacobo I y a su Corte protestante, como colofón al complot católico dirigido por Robert Castesdy, muerto en su huida del fallido atentado, que más tarde se conocería como La Conspiración de la Pólvora.
Torturado durante días en la Torre de Londres, su determinación inquebrantable llegó a provocar la admiración del mismísimo rey Jacobo I, que lo mandó colgar el 31 de enero de 1606. Posteriormente, y como advertencia a cualquier atisbo de rebeldía, fue descuartizado y sus restos se repartieron por toda Inglaterra.
A partir de entonces, se convirtió en un símbolo de la resistencia al poder y en la encarnación de la individualidad de cada hombre y mujer: luchó contra lo que pensaba que era una tiranía, que lo era, con una convicción admirable.
Cada 5 de noviembre se celebra en Inglaterra una fiesta nacional (The Bonfire Night) en la que se queman representaciones del conspirador Guy Fawkes, un personaje temido y admirado a partes iguales. Un personaje que estuvo a punto de cambiar la Historia de Inglaterra de comienzos del siglo XVII.




En 1982, el guionista Alan Moore y el dibujante David Lloyd, creaban al personaje "V" y lo presentaban con una máscara que homenajeaba al difunto Hawkes. En la obra maestra del comic que concibieron, V for Vendetta, el personaje tras la máscara era un hombre que se atreve a luchar contra la pérdida de la libertad y de la identidad del individuo, en un mundo hostil encarnado por una Inglaterra futurista (en 1997) que ha caído bajo un régimen totalitario después de la III Guerra Mundial. 


La historia es un canto al poder de la rebelión y la resistencia del espíritu humano ante la opresión y el fascismo. "V", en un acto de venganza planeado durante años, ataca los intereses de un estado tiránico que somete a los ciudadanos por su condición social, racial y sexual. Planea hacer saltar esa chispa adormecida en las conciencias exponiendo a los altos cargos del estado bajo la mirada inocente de los ciudadanos, sin ningún tipo de filtro, y en esas condiciones la mentira no puede sobrevivir. El caos que persigue "V" es una revolución a nivel individual que debe tener sus consecuencias a nivel universal. Nunca la ilusión de treinta y seis barriles de pólvora dieron para tanto.


En palabras del propio Moore: 

   
   "Comencé V de Vendetta en el Verano de 1981, durante unas vacaciones, repletas de trabajo, en la Isla de Wight. Mi hija más joven, Amber, tenía apenas unos meses de edad. Terminé V de Vendetta en el Invierno de 1988, después de cinco años de discontinuidad al cancelarse la revista inglesa Warrior, su hogar inicial. Amber tiene ahora siete años. No sé por qué lo he mencionado. Es una de esas cosas que te vienen a la mente con inesperada fuerza y no puedes hacer más que sentarte y pensar en ella. 
    El hecho de que el argumento precede a una supuesta derrota del Partido Conservador en las elecciones de 1982, os puede confirmar lo fiables que fuimos en nuestro papel de adivinos. 

    Ahora estamos en 1988. Margaret Thatcher comienza su tercer mandato y lidera sólidamente un Partido Conservador hacia el próximo siglo. Mi hija tiene 7 años y en la prensa circula la idea de campos de concentración para los enfermos del SIDA. La nueva policía antidisturbios lleva visores negros, como sus caballos, y sus furgonetas transportan videocámaras giratorias en su techo... El gobierno ha expresado su deseo de erradicar la homosexualidad, incluso como concepto abstracto. Y uno se pregunta qué nueva minoría será atacada legalmente después. Pienso en llevarme a mi familia fuera de este país muy pronto, en los próximos años. Es frío, miserable y corto de miras. Y no quiero estar aquí en el futuro"


 En 2005, los hermanos Andy y Lana Wachowski, responsables de la trilogía de Matrix (The Matrix, Andy & Lana Wachowski, 1999), adaptaron el comic para el cine en la película homónima que dirigió James McTeigue, con desiguales resultados: tuvo una muy buena acogida por parte del público y por parte de un amplio sector de la crítica, aunque los fieles de la novela gráfica, como el propio autor Moore, no quedaron del todo convencidos por algunas modificaciones esenciales en la trama, y sobre todo por un final que no hacía justicia al espíritu del original. Los papeles principales los encarnaron Hugo Weaving y Natalie Portman.




Uno de los momentos más emotivos de la novela gráfica es el descubrimiento por parte de la protagonista, Evey, que ha sido detenida y condenada a prisión, de una carta escrita por la prisionera que ocupaba su celda antes que ella, Emily, una actriz homosexual condenada por ser y pensar diferente. Aquí transcribimos la carta completa:


    "No sé quién eres. Por favor, créeme. No puedo convencerte de que esto no es una de sus trampas. Pero no me importa. Yo soy yo, no sé quién eres tú, pero te quiero. Tengo un lápiz pequeño que no me han encontrado. Soy una mujer. Lo escondí dentro de mí. Tal vez no pueda volver a escribir, así que ésta es una larga carta acerca de mi vida. Es la única autobiografía que jamás escribiré y, Dios, la estoy escribiendo en un trozo de papel de váter.

    Nací en Nottingham un día muy lluvioso de 1957. A los 11 años empecé a ir a un instituto femenino. Quería ser actriz. Conocí a mi primera novia en el instituto. Se llamaba Sara. Tenía 14 años y yo 15, pero estábamos las dos en la clase de la Srta. Watson. Tenía unas muñecas preciosas. En clase de biología, mirando fetos de conejo en tarros de formol, escuché a la Sra. Hird decir que eso era sólo una fase adolescente que se supera. Sara la superó; yo no.

    En 1976 dejé de fingir y llevé a casa a una chica que se llamaba Christine para que conociera a mis padres. Una semana después me fui a Londres y empecé a estudiar teatro. Mi madre decía que le había roto el corazón... pero lo que me importaba era mi integridad. ¿Soy egoísta por ello? Se vende por muy poco, pero es lo único que tenemos en la vida. Es lo último que nos queda... !...y con ella somos libres!

    Londres... era feliz en Londres. En 1981 hice de Dandini en la Cenicienta: mi primer trabajo en teatro. El mundo me parecía raro y enloquecido, con esas multitudes invisibles tras los focos y todo ese glamour. Era excitante, pero me sentía sola. Por la noche me iba a bares de chicas, pero mi actitud era distante y no me desenvolvía con facilidad. Conocí bien el ambiente, pero no me sentía cómoda. Muchas de ellas solo querían ser lesbianas. Era su vida, su ambición, lo único de lo que hablaban. Pero yo quería algo más. Yo quería algo más.

    El trabajo mejoró. Conseguí pequeños papeles, luego fueron mayores. En 1986 protagonicé "Las Salinas": un éxito de crítica pero no de público. Conocí a Ruth en el rodaje. Nos amábamos. Vivimos juntas y el día de San Valentín me enviaba rosas y...¡Dios, teníamos tanto! Esos fueron los mejores tres años de mi vida.

    En 1988 empezó la guerra... y después ya no hubo más rosas. Para nadie.

   En 1992, tras la invasión, empezarón a hacer redadas de gays. Se llevaron a Ruth cuando estaba en la calle buscando comida.

      ¿Por qué nos tienen tanto miedo?

   La quemaron con colillas y la obligaron a darles mi nombre. Firmó una confesión donde afirmaba que yo la había seducido. La quería tanto... no la culpé.
    Pero ella sí lo hizo. Se suicidó en su celda. No pudo soportar su traición, el haber entregado su dignidad. Oh, Ruth.
    Vinieron a por mí. Dijeron que quemarían todas mis películas. Me afeitaron el pelo. Me metieron la cabeza en un váter mientras contaban chistes de lesbianas. Me trajeron aquí y me drogaron. Ya no siento la lengua. No puedo hablar.
    La otra lesbiana que había aquí, Rita, murió hace dos semanas. Me imagino que yo lo haré pronto. Es extraño que mi vida tenga que acabar en un lugar tan horrible, pero durante tres años recibí rosas y no me disculpé ante nadie.
    Moriré aquí, cada parte de mí morirá... excepto una. Una parte. Es pequeña y frágil y es la única cosa en la vida que merece la pena tener. No debemos perderla ni venderla. Ni desecharla. No debemos dejar que nos la quiten.
    No sé quién eres, ni si eres hombre o mujer. Tal vez nunca llegue a verte. Nunca te abrazaré, ni lloraré, ni me emborracharé contigo. Pero te quiero.
    Espero que escapes de este lugar. Espero que el mundo cambie, que las cosas mejoren y que la gente se regale rosas otra vez.


    Ojalá pudiera besarte.



    Valerie."




22 de octubre de 2014

Poesía después de la guerra... (y IV)

Luis Alberto de Cuenca (1950)
Aparte de su producción literaria, ha realizado una importante labor en el campo de la investigación científica y también ha desempeñado cargos públicos relacionados con la cultura. A través de su trabajo en la Biblioteca Nacional de su país, impulsó grandes cambios y fue promotor de proyectos y actividades que tenían como propósito reivindicar la importancia de la lengua y la lectura.


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Conversación

Cada vez que te hablo, otras palabras
escapan de mi boca, otras palabras.
No son mías. Proceden de otro sitio.
Me muerden en la lengua. Me hacen daño.
Tienen, como las lanzas de los héroes,
doble filo, y los labios se me rompen
a su contacto, y cada vez que surgen
de dentro -o de muy lejos, o de nunca-,
me fluye de la boca un hilo tibio
de sangre que resbala por mi cuerpo.
Cada vez que te hablo, otras palabras
hablan por mí, como si ya no hubiese
nada mío en el mundo, nada mío
en el agotamiento interminable
de amarte y de sentirme desamado.
(De La Caja de Plata)

La Herida

Nada, ni el sordo horror, ni la ruidosa
verdad, ni el rostro amargo de la duda,
ni este incendio en la selva de mi cuerpo
que amenaza con no extinguirse nunca,
ni la terrible imagen que golpea
mis ojos y tortura mi cerebro,
ni el juego cruel, ni el fuego que destruye
esa otra imagen de armonía y fuerza,
ni tus palabras, ni tus movimientos,
ni ese lado salvaje de tu calle,
impedirán que encienda en tu costado
la luz que da la vida y da la muerte:
tarde o temprano sangrará tu herida,
y no será momento de hacer frases.
(De La Caja de Plata)



Luis Antonio de Villena (1951)

Poeta, narrador, traductor y ensayista español. Publica su primer poemario, Sublime Solarium, con apenas diecinueve años. Premio Nacional de la Crítica en 1981 por Huir del Invierno. Sus dos últimos libros de poesía llevan fecha de 2001 y 2002, Las Herejías Privadas y Amores Iguales.



Labios bellos, ámbar suave

Con sólo verte una vez te otorgué un nombre,
para ti levanté una bella historia humana.
Una casa entre árboles y amor a media noche,
un deseo y un libro, las rosas del placer
y la desidia. Imaginé tu cuerpo
tan dulce en el estío, bañado entre las
viñas, un beso fugitivo y aquel «—Espera,
no te vayas aún, aún es temprano».
Te llegué a ver totalmente a mi lado.
El aire oreaba tu cabello, y fue sólo
pasar, apenas un minuto y ya dejarte.
Todo un amor, jazmín de un solo instante.
Mas es grato saber que nos tuvo un deseo,
y que no hubo futuro ni presente ni pasado.

(de El viaje a Bizancio)


Dominio de la Noche

El cabello se esparce suavemente en el lino,
como un mar que es el oro si despacio amanece.
Suavemente se pliegan las pestañas, y los
besos se duermen en los labios y respiran flores.

Ignora la cintura que es sagrada la mano
que recorre las piernas y sus bahías dulces,
la extensión marina del lino que se tuerce,
las playas invisibles de la espalda. Todo ignora.

Y otra mano se expande así, muy quedamente,
y al moverse, el impulso descubre más ocultas
dulzuras, Besos. Deseos. Amor. Ignoradas bahías.
Duérmese. Y yo miro dormir tu joven negligencia.
(de El viaje a Bizancio)




Luis García Montero (1958)
Luis García Montero (Granada, 4 de diciembre de 1958) es una de las principales figuras de la actual poesía española. Autor de más de 25 poemarios, recibió el Premio Adonais en 1982 por El jardín extranjero, el Premio Loewe en 1993 y el Premio Nacional de Literatura en 1994 por Habitaciones separadas. En 2003, con La intimidad de la serpiente, obtuvo el Premio Nacional de la Crítica.




V

Tú me llamas, amor, yo cojo un taxi,
cruzo la desmedida realidad
de febrero por verte,
el mundo transitorio que me ofrece
un asiento de atrás,
su refugiada bóveda de sueños,
luces intermitentes como conversaciones,
letreros encendidos en la brisa,
que no son el destino,
pero que están escritos encima de nosotros.

Ya sé que tus palabras no tendrán
ese tono lujoso, que los aires
inquietos de tu pelo
guardarán la nostalgia artificial
del sótano sin luz donde me esperas,
y que, por fin, mañana
al despertarte,
entre olvidos a medias y detalles
sacados de contexto,
tendrás piedad o miedo de ti misma,
vergüenza o dignidad, incertidumbre
y acaso el lujurioso malestar,
el golpe que nos dejan
las historias contadas una noche de insomnio.

Pero también sabemos que sería
peor y más costoso
llevárselas a casa, no esconder su cadáver
en el humo de un bar.

Yo vengo sin idiomas desde mi soledad,
y sin idiomas voy hacia la tuya.
No hay nada que decir,
                                              pero supongo
que hablaremos desnudos sobre esto,
algo después, quitándole importancia,
avivando los ritmos del pasado,
las cosas que están lejos
y que ya no nos duelen.

(de Diario Cómplice)

XXV

Recuerda que tú existes tan sólo en este libro,
agradece tu vida a mis fantasmas,
a la pasión que pongo en cada verso
por recordar el aire que respiras,
la ropa que te pones y me quitas,
los taxis en que viajas cada noche,
sirena y corazón de los taxistas,
las copas que compartes por los bares
con las gentes que viven en sus barras.
Recuerda que yo espero al otro lado
de los tranvías cuando llegas tarde,
que, centinela incómodo, el teléfono
se convierte en un huésped sin noticias,
que hay un rumor vacío de ascensores
querellándose solos, convocando
mientras suben o bajan tu nostalgia.
Recuerda que mi reino son las dudas
de esta ciudad con prisa solamente,
y que la libertad, cisne terrible,
no es el ave nocturna de los sueños,
sí la complicidad, su mantenerse
herida por el sable que nos hace
sabemos personajes literarios,
mentiras de verdad, verdades de mentira.

Recuerda que yo existo porque existe este libro,
que puedo suicidarnos con romper una página.
(de Diario Cómplice)

14 de octubre de 2014

Poesía después de la guerra... (III)

Jaime Gil de Biedma (1929-1990)
Uno de los poetas españoles más significativos de la denominada Generación del 50 comenzó en la poesía intimista y alcanzó su madurez con temáticas de tipo social. Sin embargo, Biedma no fue capaz de apreciarse y de disfrutar de sus propios logros como escritor, y permitió que sus problemas personales se apoderaran de toda su vida. Luego de una corta etapa de producción literaria, se alejó de las letras para recluirse en una espiral de depresión; durante sus últimas décadas, dio a conocer algunas poesías a través de revistas.

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Albada

Despiértate. La cama está más fría
y las sábanas sucias en el suelo.
Por los montantes de la galería
    llega el amanecer,
con su color de abrigo de entretiempo
    y liga de mujer.

Despiértate pensando vagamente
que el portero de noche os ha llamado.
Y escucha en el silencio: sucediéndose
hacia lo lejos, se oyen enronquecer
los tranvías que llevan al trabajo.
    Es el amanecer.

Irán amontonándose las flores
cortadas, en los puestos de las Ramblas,
y silbarán los pájaros cabrones-
desde los plátanos, mientras que ven volver
la negra humanidad que va a la cama
    después de amanecer.

Acuérdate del cuarto en que has dormido.
Entierra la cabeza en las almohadas,
sintiendo aún la irritación y el frío
    que da el amanecer
junto al cuerpo que tanto nos gustaba
    en la noche de ayer,

y piensa en que debieses levantarte.
Piensa en la casa todavía oscura
donde entrarás para cambiar de traje,
y en la oficina, con sueño que vencer,
y en muchas otras cosas que se anuncian
    desde el amanecer.

Aunque a tu lado escuches el susurro
de otra respiración. Aunque tú busques
el poco de calor entre sus muslos
medio dormido, que empieza a estremecer.
Aunque el amor no deje de ser dulce
    hecho al amanecer.

-Junto al cuerpo que anoche me gustaba
tanto desnudo, déjame que encienda
la luz para besarse cara a cara,
    en el amanecer.
Porque conozco el día que me espera,
    y no por el placer.
(De Moralidades)

Idilio en el Café

Ahora me pregunto si es que toda la vida
hemos estado aquí. Pongo, ahora mismo,
la mano ante los ojos -qué latido
de la sangre en los párpados- y el vello
inmenso se confunde, silencioso,
a la mirada. Pesan las pestañas.
No sé bien de qué hablo. ¿Quiénes son,
rostros vagos nadando como en un agua pálida,
éstos aquí sentados, con nosotros vivientes?
La tarde nos empuja a ciertos bares
o entre cansados hombres en pijama.
Ven. Salgamos fuera. La noche. Queda espacio
arriba, más arriba, mucho más que las luces
que iluminan a ráfagas tus ojos agrandados.
Queda también silencio entre nosotros,
silencio
y este beso igual que un largo túnel.
(De Compañeros de Viaje)

Happy Ending

Aunque la noche, conmigo,
          no la duermas ya,
sólo el azar nos dirá
          si es definitivo.

Que aunque el gusto nunca más
          vuelve a ser el mismo,
en la vida los olvidos
          no suelen durar.
(De Moralidades)

Peeping Tom

Ojos de solitario, muchachito atónito
que sorprendí mirándonos
en aquel pinarcillo, junto a la Facultad de Letras,
hace más de once años,

al ir a separarme,
todavía atontado de saliva y arena,
después de revolcarnos los dos medio vestidos,
felices como bestias.

Tu recuerdo, es curioso
con qué reconcentrada intensidad de símbolo,
va unido a aquella historia,
mi primera experiencia de amor correspondido.

A veces me pregunto qué habrá sido de ti.
Y si ahora en tus noches junto a un cuerpo
vuelve la vieja escena
y todavía espías nuestros besos.

Así me vuelve a mí desde el pasado,
como un grito inconexo,
la imagen de tus ojos. Expresión
de mi propio deseo.
(De Moralidades)

Pandémica y Celeste

Imagínate ahora que tú y yo
muy tarde ya en la noche
hablemos hombre a hombre, finalmente.
Imagínatelo,
en una de esas noches memorables
de rara comunión, con la botella
medio vacía, los ceniceros sucios,
y después de agotado el tema de la vida.
Que te voy a enseñar un corazón,
un corazón infiel,
desnudo de cintura para abajo,
hipócrita lector -mon semblable,-mon frère!

Porque no es la impaciencia del buscador de orgasmo
quien me tira del cuerpo a otros cuerpos
a ser posiblemente jóvenes:
yo persigo también el dulce amor,
el tierno amor para dormir al lado
y que alegre mi cama al despertarse,
cercano como un pájaro.
¡Si yo no puedo desnudarme nunca,
si jamás he podido entrar en unos brazos
sin sentir -aunque sea nada más que un momento-
igual deslumbramiento que a los veinte años !

Para saber de amor, para aprenderle,
haber estado solo es necesario.
Y es necesario en cuatrocientas noches
-con cuatrocientos cuerpos diferentes-
haber hecho el amor. Que sus misterios,
como dijo el poeta, son del alma,
pero un cuerpo es el libro en que se leen.

Y por eso me alegro de haberme revolcado
sobre la arena gruesa, los dos medio vestidos,
mientras buscaba ese tendón del hombro.
Me conmueve el recuerdo de tantas ocasiones...
Aquella carretera de montaña
y los bien empleados abrazos furtivos
y el instante indefenso, de pie, tras el frenazo,
pegados a la tapia, cegados por las luces.
O aquel atardecer cerca del río
desnudos y riéndonos, de yedra coronados.
O aquel portal en Roma -en vía del Babuino.
Y recuerdos de caras y ciudades
apenas conocidas, de cuerpos entrevistos,
de escaleras sin luz, de camarotes,
de bares, de pasajes desiertos, de prostíbulos,
y de infinitas casetas de baños,
de fosos de un castillo.
Recuerdos de vosotras, sobre todo,
oh noches en hoteles de una noche,
definitivas noches en pensiones sórdidas,
en cuartos recién fríos,
noches que devolvéis a vuestros huéspedes
un olvidado sabor a sí mismos!
La historia en cuerpo y alma, como una imagen rota,
de la langueur goûtée à ce mal d'être deux.
Sin despreciar
-alegres como fiesta entre semana-
las experiencias de promiscuidad.

Aunque sepa que nada me valdrían
trabajos de amor disperso
si no existiese el verdadero amor.
Mi amor,
íntegra imagen de mi vida,
sol de las noches mismas que le robo.

Su juventud, la mía,
-música de mi fondo-
sonríe aún en la imprecisa gracia
de cada cuerpo joven,
en cada encuentro anónimo,
iluminándolo. Dándole un alma.
Y no hay muslos hermosos
que no me hagan pensar en sus hermosos muslos
cuando nos conocimos, antes de ir a la cama.

Ni pasión de una noche de dormida
que pueda compararla
con la pasión que da el conocimiento,
los años de experiencia
de nuestro amor.
Porque en amor también
es importante el tiempo,
y dulce, de algún modo,
verificar con mano melancólica
su perceptible paso por un cuerpo
-mientras que basta un gesto familiar
en los labios,
o la ligera palpitación de un miembro,
para hacerme sentir la maravilla
de aquella gracia antigua,
fugaz como un reflejo.

Sobre su piel borrosa,
cuando pasen más años y al final estemos,
quiero aplastar los labios invocando
la imagen de su cuerpo
y de todos los cuerpos que una vez amé
aunque fuese un instante, deshechos por el tiempo.
Para pedir la fuerza de poder vivir
sin belleza, sin fuerza y sin deseo,
mientras seguimos juntos
hasta morir en paz, los dos,
como dicen que mueren los que han amado mucho.
(De Moralidades)

De Vita Beata

En un viejo país ineficiente,
algo así como España entre dos guerras
civiles, en un pueblo junto al mar,
poseer una casa y poca hacienda
y memoria ninguna. No leer,
no sufrir, no escribir, no pagar cuentas,
y vivir como un noble arruinado
entre las ruinas de mi inteligencia.
(De Poemas Póstumos)

No Volveré a Ser Joven

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, era tan sólo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.
(De Poemas Póstumos)


José Hierro (1922-2002)
La Guerra Civil ciertamente repercutió en su vida: cuando tenía 14 años, se vio obligado a abandonar sus estudios secundarios, y más tarde fue a la cárcel a raíz de su participación de un grupo de ayuda a los presos por causas políticas. Hierro es uno de los grandes nombres de la literatura española, y entre los premios que recibió a lo largo de su carrera se encuentra nada menos que el Cervantes. Su último libro de poemas, Cuaderno de Nueva York, es considerado por la crítica como una de las máximas obras de la poesía contemporánea.

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Lope, La Noche. Marta

He abierto la ventana. Entra sin hacer ruido
(afuera deja sus constelaciones).
«Buenas noches, Noche».
Pasa las páginas de sombra
en las que todo está ya escrito.
Viene a pedirme cuentas.

«Salí al rayar el alba ―digo―.
Lamía el sol las paredes leprosas.
Olía a vino, a miel, a jara».
(Deslumbrada por tanta claridad
ha entornado los ojos).
La llevan mis palabras por calles, ascuas, no lo sé:
oye la plata de las campanadas.
Ante la puerta de la iglesia
me callo, me detengo ―entraría conmigo
si yo no me callase, si no me detuviera―;
yo sé bien lo que quiere la Noche;
lo de todas las noches;
si no, por qué habría venido.

Ya mi memoria no es lo que era. En la misa del alba
no dije Agnus Dei qui tollis pecata mundi,
sino que dije Marta Dei (ella también es cordero de Dios
que quita mis pecados del mundo).
La noche no podría comprenderlo,
y qué decirle, y cómo, para que lo entendiese.

No me pregunta nada la Noche,
no me pregunta nada. Ella lo sabe todo
antes que yo lo diga, antes que yo lo sepa.
Ella ha oído esos versos
que se escupen de boca en boca, versos
de un malaleche del Andalucía
―al que otro malaleche de solar montañés
llamara «capellán del rey de bastos»―
en los que se hace mofa de mí y de Marta,
amor mío, resumen de todos mis amores:
Dicho me han por una carta
que es tu cómica persona
sobre los manteles, mona
y entre las sábanas, Marta.

Qué sabrá ese tahúr, ese amargado
lo que es amor.

La Noche trae entre los pliegues de su toga
un polvillo de música, como el del ala de la mariposa.
Una música hilada en la vihuela
del maestro del danzar, nuestro vecino.
En la cocina estará escuchando Marta;
danzará, mientras barre el suelo que no ve,
manchado de ceniza, de aroma, de trigo candeal,
de jazmines, de estrellas, de papeles rompidos.
Danza y barre Marta.

Pido a la Noche que se vaya. Hasta mañana, Noche.
Déjame que descanse. Cuando amanezca regaré el jardín,
saldré después a decir misa
―Deus meus, Deus meus, quare tristis est anima mea―,
luego volveré a casa, terminaré una epístola en tercetos,
escribiré unas hojas
de la comedia que encargaron unos representantes.
Que las cosas no marchan bien en el teatro,
y uno no puede dormirse en los laureles.

Hasta mañana, Noche.
Tengo que dar la cena a Marta,
asearla, peinarla (ella no vive ya en el mundo nuestro),
cuidar que no alborote mis papeles,
que no apuñale las paredes con mis plumas
―mis bien cortadas plumas―,
tengo que confesarla. «Padre, vivo en pecado»
(no sabe que el pecado es de los dos),
y dirá luego: «Lope, quiero morirme»
(y qué sucedería si yo muriese antes que ella).
Ego te absolvo.
Y luego, sosegada, le contaré, para dormirla,
aventuras de olas, de galeones, de arcabuces, de
rumbos marinos,
de lugares vividos y soñados: de lo que fue
y que no fue y que pudo ser mi vida.

Abre tus ojos verdes, Marta, que quiero oír el mar.
(De Agenda)


Pere Gimferrer (1945)
Con apenas 18 años de edad, publicó su primer poemario, titulado Mensaje del Tetrarca; ése fue el comienzo de un camino muy productivo y colmado de reconocimientos, tales como el Premio Nacional de las Letras Españolas, que debe esforzarse para hacerse ver entre las más de dos decenas de premios y honores. Cabe mencionar que su estilo goza de una originalidad destacable, que lo ha ubicado entre los poetas más auténticos de la posguerra.

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II
Debo de parecer un loco batiendo palmas solo
y cantando en alta voz en este cuarto de hotel.

Con un seco frenazo se ha detenido un coche fundido
en luz y resplendor de plata.

¡Sonrisas de Jean Harlow! El bungalow al alba y el mar centelleante.
Música por toda la olvidada estación del deseo.
Palmeras, giratoria luminosidad de la playa encendiéndose

sólo para estos ojos tras un cristal ahumado.
¡No me mires más, Némesis!

Ya conozco tus uñas pintadas de rojo, el óvalo
hechicero de tu cara, tu sonrisa pastosa y húmeda de nymphette,

estos vestidos negros, estas mallas, tus guantes hasta el codo, el encaje en los pechos,
esta espalda que vibra y palpita como una columna de mercurio.

Cuando amanezca me encontrarán muerto y llamarán a Charlie Chan.
El infierno y el paraíso están aquí. Descorro las cortinas, rasgo con mano temblorosa
su estampado de flores y pelícanos.

Tu cuerpo como un saurio luminoso y dorado en la bañera. Tus ojos me sonríen.
Mi alma es un muchacho que no se cansa de mirar los muelles.
El agua sordamente golpea el malecón. Oscura noche de motores y bajíos.
Un extranjero muerto en la terraza de un bar ante un vaso ambarino de kirsch.
Flores rojas y azules en su camisa de verano.

(De La Muerte en Beverly Hills)

Oda a Venecia ante el Mar de los Teatros

Las copas falsas, el veneno y la calavera

                                         de los teatros.                                                   

García Lorca

Tiene el mar su mecánica como el amor sus símbolos.
Con qué trajín se alza una cortina roja
o en esta embocadura de escenario vacío
suena un rumor de estatuas, hojas de lirio, alfanjes,
palomas que descienden y suavemente pósanse.
Componer con chalinas un ajedrez verdoso.
El moho en mi mejilla recuerda el tiempo ido
y una gota de plomo hierve en mi corazón.
Llevé la mano al pecho, y el reloj corrobora
la razón de las nubes y su velamen yerto.
Asciende una marea, rosas equilibristas
sobre el arco voltaico de la noche en Venecia
aquel año de mi adolescencia perdida,
mármol en la Dogana como observaba Pound
y la masa de un féretro en los densos canales.
Id más allá, muy lejos aún, hondo en la noche,
sobre el tapiz del Dux, sombras entretejidas,
príncipes o nereidas que el tiempo destruyó.
Qué pureza un desnudo o adolescente muerto
en las inmensas salas del recuerdo en penumbra.
¿Estuve aquí? ¿Habré de creer que éste he sido
y éste fue el sufrimiento que punzaba mi piel?
Qué frágil era entonces, y por qué. ¿Es más verdad,
copos que os diferís en el parque nevado,
el que hoy acoge así vuestro amor en el rostro
o aquel que allá en Venecia de belleza murió?
Las piedras vivas hablan de un recuerdo presente.
Como la vena insiste sus conductos de sangre,
va, viene y se remonta nuevamente al planeta
y así la vida expande en batán silencioso,
el pasado se afirma en mí a esta hora incierta.
Tanto he escrito, y entonces tanto escribí. No sé
si valía la pena o la vale. Tú, por quien
es más cierta mi vida, y vosotros, que oís
en mi verso otra esfera, sabréis su signo o arte.
Dilo, pues, o decidlo, y dulcemente acaso
mintáis a mi tristeza. Noche, noche en Venecia
va para cinco años, ¿cómo tan lejos? Soy
el que fui entonces, sé tensarme y ser herido
por lapura belleza como entonces, violín
que parte en dos el aire de una noche de estío
cuando el mundo no puede soportar su ansiedad
de ser bello. Lloraba yo, acodado al balcón
como en un mal poema romántico, y el aire
promovía disturbios de humo azul y alcanfor.
Bogaba en las alcobas, bajo el granito húmedo,
un arcángel o sauce o cisne o corcel de llama
que las potencias últimas enviaban a mi sueño.
                    Lloré, lloré, lloré.
¿Y cómo pudo ser tan hermoso y tan triste?
Agua y frío rubí, transparencia diabólica
grababan en mi carne un tatuaje de luz.
Helada noche, ardiente noche, noche mía
como si hoy la viviera! Es doloroso y dulce
haber dejado atrás la Venecia en que todos
para nuestro castigo fuimos adolescentes
y perseguirnos hoy por las salas vacías
en ronda de jinetes que disuelve un espejo
negando, con su doble, la realidad de este poema.
(De Arde el Mar)